8 de noviembre de 2011

VI Carrera Colegio Peñacorada: lo mejor para el final

La posibilidad de participar en esta carrera surgió hace apenas dos semanas cuando ya había dado por finalizada la temporada. Cuando llega el invierno a León se impone bajar un poco el nivel de entrenamiento, recargar baterías y retomar con nuevos bríos la próxima temporada en el mes de enero. Sin embargo, me encontré con Javier Vega y quedamos para entrenar al día siguiente temprano. Hicimos una buena salida por Camposagrado junto con Hernando González y Roberto, disfrutando de un sol que deshacía la helada mañanera. El tema principal de conversación era la Carrera de Peñacorada y, al final, pues me fui animando y, como me hacía también mucha ilusión participar en lo que es el evento deportivo del Club de Atletismo Peñacorada -con muchos de cuyos miembros tengo una buena amistad-, pues me comprometí a participar y no perder la ocasión de disfrutar de unos buenos momentos.
A pocas carreras he ido menos mentalizado que a esta. Estaba ya fuera de programa y simplemente me lo planteaba como un entreno de calidad. Además, coincidía que estaba liado en casa y no disponía de mucho tiempo esa mañana.
El día amaneció con un sol radiante y viento. Preparación totalmente relajado y desayuno temprano. Cuando me encontré en el patio del Colegio me vinieron muchos recuerdos de años atrás y me encontré con mucha gente conocida, la gran mayoría del Club de Atletismo, pero estaban de casi todos los clubs de León. El ambiente festivo de un día deportivo. Calentamos, Anselmo y yo, tranquilamente trotando con tiempo, sin forzar nada, y progresando un poco en intensidad delante del Colegio.
Cuando salimos fui reteniendo para no caer en lo que me pasó en los recientes 10 km de León. Aunque arrancamos fuerte, regulé el ritmo a 4'10'' hasta que me encontré con el primer repechillo. Lo pasamos sin problemas pero pensaba en la segunda vuelta. Más complicado fue enfilar la carretera desde Villacedré a Armunia. Soplaba un fuerte viento y vi como se organizaba la hilera haciendo abanicos. Así que pensé en ciclista y me fijé en una buena rueda para chupar. Pegué un tirón y me puse detrás de uno que me tapaba bastante y me llevaba al ritmo que quería de 4'10''. Lo bueno vino cuando enfilamos una especie de camino asfaltado que, después de un giro de 90º, nos situaba con viento a favor y salías literalmente volando hasta llegar de nuevo al Colegio para pasar por meta.
Momento del hachazo antes de meta
La segunda vuelta fue muy similar hasta coger de nuevo el viento a favor. Cuando estábamos ya en el pueblo de Armunia veo que me pasa Hernando por la izquierda a buen ritmo y sin decir hola siquiera. Me dí cuenta que era el relevo que me llevaría hasta meta. Así que me puse a rueda y no le solté, aunque he de reconocer que iba justo. Hernando miraba para atrás algo de reojo para ver si me había dejado tirado y yo no encontraba manera de pasarle. Es más, se me fue yendo tres o cuatro metros. Como le vi con tensión por dejarme tirado y desquitarse de otras carreras, pues pensé: "que lo vea hecho y cuando baje la guardia, le doy el hachazo". Efectivamente, al enfilar la recta de meta me sacaba 10 m y bajó un poco. Así que metí el turbo y salió matemático para entrar por delante.
Hernando atendiendo a la prensa
Creo que disfrutamos mucho los dos, pero tenía que pelear hasta el final. Lo mejor, con tanta rivalidad, me olvidé del crono y veo 40'45'', así que había mejorado los 10 km de León. No me lo creía hasta que veo la distancia de 9km 720m y me cuadra más, aunque algo había mejorado con un ritmo de 4'11''.
Guillermo, Enrique y Eduardo
Tuve que salir corriendo, de nuevo, para casa, pero me dio tiempo de dar la enhorabuena a Guille GarGar y a Eduardo Valcarce, segundo y tercero, así como a saludar a Roberto Aláiz y a Álvaro Gil, que son las promesas leonesas, y estudiantes de la ULE.

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