16 de agosto de 2011

Entrenamientos de altura

Puerto de Palombera (1.260m) (Cantabria)
La mayor parte de los veranos se puede decir que empiezo el entreno estival con la subida a Valporquero. Este año, no podía faltar y, una vez más, disfruté de la subida de los 4 km con las clásicas revueltas que tanto me gustan y que para mí son recuerdo de tantas gestas y puertos en los que te mides con el relieve a la vez que pones en juego toda la técnica de subida, en la que siempre he tenido carencias. Eso sí, lo que perdía en las subidas lo recuperaba en las bajadas, en las que me lanzo con mucha inconsciencia, en las que siempre he tenido suerte y no he tenido percances. Sólo una vez, cuando tenía 17 años, me fui al suelo en una curva de 90 grados bajando a Modúbar de San Cibrián, en Burgos, con tan mala suerte que doblé la biela sin poder realizar todo el recorrido de la misma y tuve que volver dando golpes de pedal el resto del recorrido.
Este verano he tenido la suerte de poder desplazarme primero a Lugueros, un pueblo al norte de la provincia de León, donde voy desde hace bastantes años unos días en julio, para llevar a cabo una actividad de tiempo libre como coordinador consistente en un campamento para niños de 10 a 12 años. Son casi mis mejores vacaciones, ya que me permiten estar todo el tiempo en estrecho contacto con la naturaleza a la vez que tienes la oportunidad de dedicar un tiempo a transmitir aspectos importantes de la formación en muchos ámbitos a los participantes en la actividad.
Recorrido a Valverde de la Cuerna (León)
Junto a las tareas propias de coordinador, puedo seguir entrenando la carrera, pero imposible la natación y la bici. Eso sí, la carrera a tope y con recorridos "de altura", la mayor parte por encima de los 1.200 m y con desniveles de 200 m. Algunos son un reto nada despreciable y la nota común es que resultan muy variados. Trato de alternar la pista de montaña con la carretera para conseguir potencia y también mantener, en tiempos y distancias, ritmos de carrera continua. El auténtico reto es la carretera al pueblo de Villaverde de la Cuerna. Pufff, casi estuve a punto de tirar la toalla, pero conseguí hacerlo todo corriendo a pesar de los porcentajes. También he ido hasta Redilluera y Llamazares, así como hasta Redipuertas, en dirección al puerto de Vegarada. Todos los recorridos de 10 km aproximadamente en tiempos de 45'.
Vaya parajes tan increibles. Casi estoy acostumbrado, pero es una suerte increible, correr por la carretera bajo el sol de montaña que te quema y te dora sin que falte alguna vez el que me cruce con acampados de otros campamentos que te aplauden...
Subida en bici del puerto de Palombera desde Espinilla (Cantabria)
Durante el mes de agosto me encuentro cerca de Reinosa, en Cantabria. Esto sí que es el paraíso, con la única pega de la variabilidad climatológica. Es el paraíso de la bici y he tenido la suerte de poder de subir los míticos puertos a Brañavieja y a Palombera. Poca posibilidad de entreno con ritmos mantenidos porque el terreno es muy variado pero he conseguido mantener bastante las subidas con buen ritmo sobre las bielas y esto es un logro. Además, con las ruedas Ksyrium estoy notando bastante que el empuje va directamente al asfalto y se transmite muy bien el pedaleo en redondo.
Vista de la subida a Valporquero desde La Atalaya
Al que echo en falta es Juan Coupeau, compañero de grandes gestas ciclistas y con quien he subido puertos como Canencia, La Morcuera, Cotos-Navacerrada, en Madrid y Segovia, Laguna Negra de Neila, en Burgos, Las Señales, Tarna, Pajares, Molinaseca, en León y un montón de rutas. Pero este verano no ha podido ser. Estoy tratando de mover sólo las piernas para perfeccionar el pedaleo y evitando el golpe de riñón. Con ello, creo que estoy consiguiendo mejorar la eficacia y noto un mayor rendimiento en la potencia.
La única pega que me pesa es que tengo abandonada la natación. He ido a nadar varios días a la piscina de Reinosa. El primer día bien, pero la siguiente vez me tuve que poner el neopreno porque el agua estaba helada y no aguantaba más de cien metros sin tener que parar. Aún así conseguí hacer algo. La siguiente vez, me puse el neopreno directamente y creo que hice unos 500 m con un dolor de cabeza que me duró toda la tarde. Así, que veremos cómo me arreglo para no perder mucho de lo poco que hago, que sería perder todo...y poder estar en condiciones de correr varios triatlones en septiembre.

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